La Zaga es la línea que renuncia a las posiciones más notables para hacer un trabajo difícil , sordo pero eficaz en beneficio del colectivo. Si la zaga falla, no se consiguen los objetivos; si flaquea o baja la cabeza, el resto no puede avanzar. Optamos por una forma de entender el trabajo que prima la labor rigurosa sobre las ansias de notoriedad, que prefiere quedar en un segundo plano y permitir que la ciudad ,el paisaje y el usuario sean protagonistas.
Zaga realiza todos sus proyectos y seguimientos de obra empleando la metodología BIM, que permite una gestión integral de la información desde el diseño y su ejecución hasta la fase de operación y mantenimiento. Esto aumenta la eficiencia al facilitar la colaboración entre equipos, reduciendo errores y redundancias. Además, la metodología BIM mejora la toma de decisiones al proporcionar una visión holística de la obra, lo que ayuda a los profesionales a identificar posibles colisiones antes de que ocurran en el terreno. La capacidad de simular y analizar diferentes escenarios permite optimizar el rendimiento energético y la sostenibilidad de los edificios. En última instancia, la metodología BIM brinda un registro digital completo de la construcción, lo que facilita el mantenimiento a lo largo de la vida útil del edificio.
Zaga cuenta en su equipo con arquitectos acreditados LEED AP y PASSIVHAUS DESIGNER y se compromete a impulsar proyectos conformes a una arquitectura saludable y sostenible. Es un enfoque vanguardista que busca crear entornos construidos que promuevan tanto el bienestar de las personas como la conservación del medio ambiente. Consideramos cuidadosamente aspectos como la calidad del aire interior, la iluminación natural, la elección de materiales no tóxicos y la eficiencia energética en el diseño de edificios. Al priorizar la salud de los ocupantes, la arquitectura saludable se esfuerza por reducir los riesgos para la salud, como la exposición a contaminantes y alérgenos. Simultáneamente, la sostenibilidad se refleja en la utilización de recursos de manera responsable, la gestión del agua, la producción de energía renovable y la reducción de residuos. En conjunto, la arquitectura saludable y sostenible no solo mejora la calidad de vida de las personas que habitan estos espacios, sino que también contribuye al objetivo global de preservar nuestro planeta para las generaciones futuras.